martes, 17 de noviembre de 2009

Cátedra de Perera en La México. Torea el domingo en Lima.

El diestro de Badajoz, Miguel Ángel Perera, se consagró en la Plaza México como un valiente y un gran torero, dejando ver el sitio y la disposición que tiene para alcanzar el triunfo, que logró en el toro de regalo ayer en la Plaza México. La afición y público se le entregó sin cortapisas y le lanzó los gritos consagratorios de ¡torero..!, ¡torero..!, merced a su brillante actuación a lo largo de la segunda corrida de la temporada y obtuvo una merecidísima oreja, en un toro de regalo. Así, Miguel Ángel reafirmó lo que se le había visto en la pasada temporada en que cortó tres orejas y un rabo a los toros de Barralva, que ahora le voltearon la espalda y tuvo que sudar el terno verde con bordados en oro, no sin pasar algunos tragos amargos y un puntazo en el glúteo del lado derecho, pero logró arrancar ese auricular.

El público, unos doce mil espectadores, estuvo muy pendiente de lo que hicieron los diestros, sobre todo de Miguel Ángel Perera, que puso en el filo de las butacas a los asistentes por su forma de jugarse la vida a lo largo de la tarde y por lo realizado en el de regalo. La ganadería de Barralva, de las triunfadoras de la pasada temporada, y la fe que tenían los ganaderos Luis y Ramón Álvarez Bilbao en el encierro de ayer, no dio el juego que se esperaba y en general fueron flojos para las cabalgaduras, pero salvaron la divisa el corrido en primer lugar que mereció vuelta al ruedo; el tercero que fue bravo y de buen estilo y el de regalo que sin ser nada especial se dejó meter mano más que bien y, sobre todo, ante una muleta como la del peninsular. Los demás dejaron mucho que desear, principalmente el corrido en quinto lugar que, a pesar de su bonita lámina, fue un manso y protestado airadamente.

Miguel Ángel Perera se vio muy puesto y con sitio, viene más maduro y con más experiencia que le dio su temporada española, que lo ha colocado en un sitio muy especial. A él le correspondió lo malo del encierro, pero supo salir a flote y entró de lleno en el ánimo del público. En su primero, muy complicado, que terminaba con la cabeza arriba y punteaba, lo consintió y lo metió en el engaño para cuajarle una faena de maestro con ayudados templados y naturales superiores. Lo aguantó y se esforzó por seguirle sacando los muletazos, le cuajó la trincherilla para los ayudados y de pecho para escuchar grandes ovaciones. Alargó el trasteo y escuchó un aviso, luego de pinchazo, media y descabello. Lo hicieron saludar en el tercio y pitos al toro. En uno de los quites se vio en apuros y el toro lo alcanzó y le dio un puntazo en el glúteo derecho.

Su segundo fue un toro de bonita lámina, musculoso, enmorrillado y bien puesto, con edad y kilos, pero fue protestado por el juego y querían que se devolviera. Fue mal picado y hubo tremendo erradero, los subalternos nacionales no lograban clavar los garapullos y le estaban dando muchos capotazos. El subalterno español le arrebató las banderillas al mexicano Torreblanca y clavó a la media vuelta. Perera se jugó alegremente la piel y en el centro del ruedo le fue sacando los muletazos y el toro fue con claridad. Lo que hace buena la sentencia de que todos los toros tienen faena, solamente hay que buscarla. Mantuvo en el filo de las butacas a la clientela. También alargó la faena y pasó fatigas para matar escuchando un aviso. Saludó en el tercio con sonoras ovaciones sostenidas.

Con el de regalo Miguel Angel Perera se lució enormemente, al torear bien a la verónica y en quites por tafalleras y se echó gallardamente el capote a la espalda para las gaoneras y rematar con media. Inició la faena en los medios para realizar el péndulo que le resultó de película. El toro terminó subiendo la cabeza y le dio soberbios ayudados. En uno de ellos fue empitonado, pero sin consecuencias. Y le lanzaron los gritos de torero. Toreó por dosantinas en redondo interminables y el circurret, que fueron una belleza. Se fue por derecho y clavó un estoconazo quedando la espada defectuosa, pero de efectos. Una oreja con fuerte petición de la otra que no se otorga.

También salió con una oreja José Mauricio, pero sin llegar a grandes niveles; al contrario le fue protestada y su actuación le faltó más consistencia, ya que anduvo entre altibajos. Y Fernando Ochoa no aprovechó el mejor lote que le correspondió y el público se metió con él y le lanzaron manifestaciones de descontento, un tanto injustamente. Consideramos que Ochoa no vino con el sitio y con el que se debe actuar en el coso capitalino. Se vio un tanto destemplado y sin mando, pero no estuvo como para censurarlo tan severamente. Fuente: Diario Esto OEM. Por Horacio Soto Castro. (Informa Pedro Abad-Schuster).