domingo, 17 de octubre de 2010

Morante de la Puebla repasa, viene a Lima, Quito y Bogotá.

Por Pedro Abad-Schuster

Al acabar la temporada española 2010 recibe José Antonio Morante de la Puebla en su casa al equipo de abc.es. Extractos de la entrevista a continuación, antes de partir para América en el momento más alto de su carrera. Lima y la bicentenaria Plaza de Acho le verán excepcionalmente el domingo 21de noviembre 2010 junto al hijo de Paquirri Cayetano, que se presenta en Acho, y Miguel Angel Perera, el ganador del Escapulario de Oro del año pasado. Y el martes 30 la Monumental de Quito verá a dos artistas inigualables en la historia de la tauromaquia: Enrique Ponce, Morante de la Puebla y la alternativa de Curro Rodríguez.

Al parar de torear por el término de la temporada 2010 siento satisfacción por haber terminado bien, sin ningún percance grave. Empieza el fresquito y el tiempo ya no te empuja a las Plazas. Sí, íré a América: Lima, Quito, Bogotá. Ahora tendré, eso sí, más tiempo para pensar y recordar. Han sido casi sesenta corridas. Más de lo que pensaba: demasiadas para mi concepto. Era un reto. Quizá quería demostrarme algo a mí mismo. El año que viene torearé menos.

Ha sido una temporada dura, en lo físico y en lo psíquico. Ha habido que echarle coraje y profesionalidad. Curro Vázquez me ha ayudado como yo esperaba. Más que la administración, me ha dado ayuda artística. Y lo más importante: transmitirme sensaciones de creatividad. Con Cayetano, hemos toreado juntos una decena de corridas.

La temporada empezó con las orejas en Vistalegre, Madrid en febrero. Fue una apuesta del empresario, quisimos participar y todo salió bien. En Fallas de Valencia en el mes de marzo, el toro ensabanao, en la corrida de homenaje a EnriquePonce, fue ilusionante.

En Sevilla, el Domingo de Resurrección es muy especial. En La Maestranza se me espera pero también se me exige. El 19 de abril 2010 corté la oreja a un sobrero de Javier Molina complicado. No era antes habitual en mí sobreponerse a las dificultades pero lo vengo intentando, si veo alguna posibilidad.

En Jerez, estuve muy a gusto con uno de Cuvillo, puse banderillas, hice tres quites. En Madrid, el 2 de junio, la corrida de la Beneficencia fue una tarde completa con el capote. Los quites tuvieron una fuerza tremenda para los espectadores porque Daniel Luque y yo queríamos hacerlo bien y lo logramos. Es muy difícil que el toro te embista bien a un quite después del segundo puyazo. Creo que debería permitirse que puedan entrar al quite los tres espadas después del primer puyazo.

En el Puerto de Santa María pude cortar cuatro orejas. Fue probablemente la tarde en que más a gusto he estado. Con el primero de Sampedro, sentí cómo el capote acariciaba al toro, nacía una atmósfera de belleza. En Nimes, era un mano a mano. Lo de la silla lo había visto, en vídeos, a Rafael El Gallo. Torear sentado en una silla es difícil. El toro se prestó, eso es algo singular. Vino a morir a mis pies: un momento con magia. No se debe repetir así como así.

La salida en hombros de Barcelona fue una emoción especial. La gente se tiró al ruedo, cerca de quinientas personas, y me llevaron hasta el hotel, una hora y pico, imagínate. Yo miraba para atrás y no me lo creía.

No soy ningún suicida. Se trata de sentirse comprometido seriamente con la profesión. Y con uno mismo. El estilo es expresarse como uno es. La mejor inspiración es la ensayada, no creo en otra. Nace de sentirse a gusto. Y este año, en general, me he sentido a gusto. Sobre la facilidad con el capote, una parte nace con uno; también, de practicar, de escuchar. Y de fijarse en cómo lo hacen los demás viendo videos. Siempre me ha gustado; sobre todo, los antiguos. En ellos ves la Tauromaquia en estado puro. Lo que menos me interesa es la estética: busco la belleza. Y la naturalidad: ahí está el germen de todo el arte. No copio nada: adapto a mi estilo, a mi cuerpo, a mi forma de expresarme. Desde chico quise ser torero, sin tener un ídolo concreto. Nací torero y no veo la posibilidad de dejarlo.

De Rafael el Gallo se conservan pocas películas, de Joselito hay más, un ejemplo absoluto. Algunos toreros reducen todo a quedarse quieto. Hay que saber andarle a los toros, como Domingo Ortega; poderlos, con suavidad. Ese es el verdadero arte, que no pasa de moda. Antonio Bienvenida es un ejemplo de torería. Cuando me vengo abajo, pongo un vídeo de Antonio Bienvenida. Es difícil hablar de escuelas en el toreo: prefiero hablar del individuo. Mi toreo nace de La Puebla, es campero, acorde con la naturaleza. De ella surge casi todo lo bello.

El toreo es un arte cuando alcanza su plenitud. El flamenco está muy ligado a los toreros. Me gusta mucho la pintura, y leer de toros, sobre todo. Recuerdo especialmente el libro de Chaves Nogales sobre Belmonte; el tratado “¿Qué es torear?” de Gregorio Corrochano; la poesía de García Lorca. El toreo es lo que más me apasiona, es mi obsesión, lo único de lo que no podría desprenderme. Y soñar el toreo es aún más hermoso que torear en las Plazas. Recuerdo la frase de Gregorio Corrochano, el gran crítico: “Ser figura del toreo no es cómodo”. Supone gran responsabilidad.

Hablarme a mí mismo de toros s lo que más me ha gustado, desde niño. Sobre los elogios, poco antes de morir visité al maestro Manolo Vázquez, y me dijo: “Estás toreando como hay que torear…”. También recuerdo una frase del maestro Pepín Martín Vázquez: “De lo que me llevaré para el otro mundo, lo mejor será un beso de Manolete”. Y me apretó fuerte la mano, como diciéndome: “¡Suerte!”.

(Fuente: abc.es-Andrés Amorós). Foto: http://1.bp.blogspot.com/_xmoOVQ29VKg/SwxwjMOKZ8I/AAAAAAAACWE/Lpp2SNqLs14/s1600/morantito.JPG