miércoles, 9 de marzo de 2016

El pase natural y sus interpretaciones




Margé Béatrice (@BeatriceMarge)
La verdad del toreo de Manolete en su pase natural a un toro de Miura.

#CargarLaSuerte pic.twitter.com/ty95Ev6N9o

En el Twitter surgió esta semana un debate sobre el torear cargando la suerte y entre ello apareció esta foto de Manolete lo que nos empujó a buscar en la historia, porque gran diferencia vemos aveces entre los pases naturales  al uso, que no es otro que el que se ejecuta con la mano izquierda, sin el estoque para alargar el paño, es el de más verdad del toreo.

Cuando se traza  hacia adentro, adquiere mayor profundidad porque obliga al ejecutante a poner el peso de su cuerpo en la pierna de salida y hacer girar al toro en torno a su cintura, con el evidente riesgo de pasarse al toro muy cera del cuerpo. 

Diferente es cuando este pase se traza en línea recta dándole salida al toro lejos, muy allá pero por fuera del terreno del torero.  Peor aún, cuando -como sucede hogaño y mucho- el ejecutante por alargar el trazo, no sólo no se pone de perfil sino que echa la pierna de salida un tantito atrás, surge así un pase muy largo, muy circular pero sin peso, sin hondura, sin profundidad.  Algo así como un 'pret a porter' por su liviandad, muy estético y plástico pero fútil. Eso sí, siempre  debería ejecturse trayéndose embarcado al toro en las bambas del engaño desde que inicia su arrancada, a mi gusto, y a decir de algún conocedor.  Aquí te dejo apuntes, saca tus conclusiones.

LA HISTORIA.  Luis Navarro en su artículo “El natural de Joselito” publicado en la revista "Arte Taurino" en julio de 1915 escribió: “no es que nunca se hubiera ejecutado el natural conforme a los cánones que se imponen ya desde las tauromaquias más añejas, desde la de Pepe-Hillo o Montes, sino que era un lance ocasional, muchas veces sin quietud y sin gusto y sólo excepcionalmente ligado. Pasa por ser Cayetano Sanz el diestro que conseguiría, mediada la década de los cincuenta del siglo anterior –el XIX-, ligar, unir, sumar, varios naturales a un mismo toro… y ya se había olvidado casi por completo. También Lagartijo "el grande" lo había hecho, años después, como Guerrita, o el mismo Bombita, pero sin la continuidad que José lo hará en su día, sin el afán que Gallito pone en darle continuidad a las incipientes series, algo que puede verse como documento de arqueología taurina en las imágenes de la corrida de los siete toros de Martínez del 3 de julio de 1914 en Madrid... el pase natural, que arrinconado y olvidado yacía mustio, cabizbajo y triste fue resucitado por Vicente Pastor, el bravo torero madrileño, que con él armó una formidable revolución. Pastor citaba quieto, gallardo, (gallardo, sí, con su brava e inimitable gallardía), la muleta ávida con la siniestra mano a la altura de la cadera. Al arrancar el toro, el diestro tendía la flámula, la

adelantaba, giraba suavemente la muñeca hacia atrás y quedaba en disposición de repetir el pase. Que es su mayor dificultad. Porque uno solo de estos pases no es muy difícil ejecutarle. Pero varios, en la diversidad de terrenos en que forzosamente han de hacerse, presenta dificultades casi insuperables”. (Taurología)

Para Gregorio Corrochano: “Lo escolástico es tomarle de frente [al toro], girar hasta ponerse de perfil en el centro de la suerte, seguir el giro acompañando al toro y rematar de frente, para seguir engarzando la faena, que es una sucesión ininterrumpida de pases... Ligar, unir, empalmar, no cortar, no romper el toreo en pases sueltos, torear”.


CARGAR LA SUERTE EN EL SIGLO XXI. Señalan en el blog 'la razón incorpórea' que el primer autor que puso el dedo en la llaga de forma contundente, en esta cuestión del desplazamiento de los pesos, fue Luís Bollaín, quien en su libro “Los dos solos”, donde analiza el toreo de Belmonte y el de Manolete, afirma que: “cargar la suerte es hacer gravitar el peso del cuerpo sobre la pierna de salida”, y que no basta con abrir el compás.

En el blog 'descabellos' apuntan que "ni
Sin embargo, en 'Descabellos" apuntan que:
Cayetano Sanz, ni José ni Diego Urdiales reposan en un ladrillo para torear. Julián López, en cambio, liga de tal forma que sus piernas podrían estar durante toda la serie montadas en el pilón de don Tancredo. Él hace eco al Espartaco y su forma de ligar el tercer pase con el de pecho sin enmendar,Espartaco, creyendo hacer una revolución, en realidad inyectaba una fuerte anestesia a la Fiesta, pues el toreo ligado necesita un toro que lo permita con su progresiva falta de fiereza. Con esto el toreo se acerca a una forma de ballet, pero no a la verdad.  Así que el tancredista final de la época del XXI no es José Tomás, sino Julián López. Poner la quietud como valor supremo del torear es sacrificar el resto de principios en pos de la danza".


PARALELO. En una publicación en OYT el ingeniero Puiggrós compara el natural de Manolete con el de Manzanares hijo:“Manolete, citaba con la muleta al lado de la pierna izquierda puesto de perfil, muy erguido, muy vertical o sea con la muleta retrasada, mostrando primero el cuerpo y luego el engaño, esperaba que el toro llegara al trapo, para a cinco centímetros empezar a moverlo, en el primer tiempo del pase o sea 'parar'. Extendía todo el largo del brazo y 'templaba' la embestida llevando al toro y así la 'mandaba' para llevarla lo mas lejos posible de su cuerpo quebrando ligeramente la cintura, sin perder un ápice su compostura. Giraba casi sin moverse del sitio, otra vez erguido y repetía varios muletazos dejándolo llegar cada vez, y “ligando” así las series de pases. Manzanares, cambia el primer tiempo, el de 'parar', ya que cita con la muleta adelantada de su pierna derecha, con el medio pecho por delante y algo encorvado, así no 'para', sino 'engancha' la
embestida, con el cuerpo tapado por el engaño, poniendo este muy cerca de la cara del toro. 'Templa' cuando se lo pasa todo por delante en un muy largo muletazo donde además de componer la figura,hace un adelanto de su cuerpo hacia el cuerpo del toro, a medida que le pasa este muy cerca, lo que seve muy estético, y los remata muy lejos de su cuerpo, muy detrás de la cadera 'mandándolo' lejos de si, gira casi sin moverse del sitio, dejándole la sarga en la cara volviéndolo a 'enganchar' y repite así varios muletazos, 'ligando' las series de pases. El paralelo es casi total, salvo en el cite y la postura, y en el primer tiempo que es el de 'parar' ya que Manzanares 'para la embestida 'enganchándola, citando con la muleta adelante. Deben de ser dos de los mejores pases naturales de la historia del toreo".  

Decía el peruano Felipe Sassone que "el toreo al natural es el que se realiza con la mano izquierda, el estoque en la derecha y el corazón en medio".Será por eso que son pocos los elegidos que subliman esta suerte del toreo.